Entre tantas melodias que me enredan la mayor parte del día, surge sin esperarlo alguna que me hace añicos muchas de las premisas musicales a las que estoy acostumbrada. Son esas armonías, con cierto tipo de atonalidad, de avanzar y retroceder al mismo tiempo y con las que te encuentras suspendiéndote por momentos en una catarsis metasonora difícil de explicar.
Es lo que ha ocurrido con Liphemra, nombre tras el que se refugia Liv Marsico, cantante y bateria residente en Los Ángeles. Acaba de presentarnos este tema que formará parte de un primer EP que aún no sabe cuando se editará y que me parece todo un espectáculo compositivo que conjuga atmósferas oscuras, riff de guitarras (me han transportado al Reckoner de Radiohead) y una voz que oscila entre lo celestial y lo infernal pero siempre con el mismo despliegue conmovedor.
Su música parece sacada directamente del subconsciente, describiendo impulsos, emociones y sus factores desencadenantes con el componente efímero e intangible que conlleva. Cuando escucho esta canción tengo la sensación de estar ante algo brillante y a la vez peligroso pero, sobre todo, es mayúsculamente emotiva.
El video es una proyección fidedigna y surrealista de todos los sentimientos que os cuento, claustrofóbico, brumoso, acelerado, confuso…El montaje me encanta, especialmente a partir del minuto dos.